Es pronto para tener una visión certera y clara de cómo serán las empresas, una vez pasemos todas las fases de la pandemia y nos instalemos en lo que muchos han denominado “La Nueva Normalidad”, pero está claro que alguno de los cambios vividos en estos meses ha venido para quedarse al menos por un tiempo como el caso del teletrabajo o la formación «on-line».
Estos retos, junto con los ya vividos de ajuste de la fuerza de trabajo a las necesidades reales de las compañias, la fundamental labor de comunicación con toda el equipo durante el proceso, o las medidas de ayuda o programas para empleados en situaciones especiales, han dado un papel central a la función de RRHH en nuestras empresas. De las decisiones que se tomen en estos ámbitos, y de su implementación, depende más que nunca la viabilidad, la productividad, y el éxito futuro del negocio.
En este contexto, los CEOs y Directivos tendrían que estar pensando ya en cómo va a ser el mundo de trabajo en su empresa a futuro. ¿Mantendremos el teletrabajo como un estándar? ¿Cuál es el modelo más adecuado para nuestro tipo de actividad y nuestra cultura? ¿Cómo condiciona esto nuestros actuales espacios laborales? ¿Y los estilos de liderazgo y gestión? ¿Qué herramientas son las que necesito para aterrizar esta nueva visión?
El objetivo es contar con los mejores niveles de compromiso y de productividad posibles
Son muchas las preguntas a contestar, y la participación de los profesionales de RRHH es fundamental a la hora de resolverlas. No debemos de olvidar que el objetivo es contar con los mejores niveles de compromiso y de productividad posibles, no únicamente responder a una situación sobrevenida que nos ha llevado a todos a vivir con la sensación de estar teletrabajando y sobrevivir por necesidad, con productividades más que cuestionables y en un contexto atípico de niños en casa, todo el mundo trabajando en remoto, y gestionando una crisis sin precedentes, situación que poco debería de parecerse al mundo de verdad pasado el covid-19.
Por tanto, el ejercicio conjunto entre los directivos y el área de RRHH debería abordar:
- La organización del trabajo a la vuelta a las instalaciones corporativas, incorporando medidas sanitarias.
- Trabajos por proyectos, con plazos, responsables y KPIs claros
- Virtualizar total o parcialmente las reuniones
- La definición de qué perfiles pueden teletrabajar o no
- Modelo de teletrabajo (horas y días de trabajo en remoto, equipo que necesitan, etc.)
- Sesiones de concienciación y entrenamiento sobre cómo trabajar en el nuevo entorno, tanto para managers como para equipos
- Evolucionar el estilo de dirección
Un compromiso de liderar al equipo de manera coherente con lo anteriormente definido: dando autonomía, y no cayendo en el micromanagement o en la supervisión excesiva y permanente. Aquí la palabra clave es confianza, que era el principal freno a esta cultura antes del covid-19.
El establecimiento de reglas claras que ayuden a organizar a los equipos: horas a las que todos debemos estar disponibles, franja horaria y duración máxima de las reuniones, cuándo y qué tiempo pasamos juntos en la oficina, entre otros protocolos. Aquí tenemos una buena oportunidad para hacer que las reuniones sean más productivas, involucrando únicamente a las personas necesarias y optimizando la duración y los tiempos de desplazamiento, avanzando hacia el concepto de “SMART WORKING”
Tras estos meses trabajando desde casa, es necesario poner en marcha nuevas formas de trabajo, salvaguardando la salud de nuestros colaboradores y que contribuyan a contar con los mejores profesionales del mercado, refuercen su compromiso, y nos permitan alcanzar los mejores resultados posibles. No deja de ser una oportunidad de generar una ventaja competitiva si tomamos las decisiones adecuadas.